miércoles, 22 de abril de 2009

El explendor de la dehesa extremeña



Las últimas lluvias caídas han sido un caudal de riquezas para nuestros campos.
No ha sido agua abundante, pero si suficiente para que recobren la grandiosidad del verde primavera. Para que las estaciones no pasen confundidas.
Este invierno ha sido un año de poca lluvia, pero nos queda el consuelo de la nieve caída. Confiamos en que nuestros arroyos, regatos, riachuelos y los demás cauces, sepan llevar el agua a su curso. A pesar de la mano, algunas veces confundida, del hombre.

Nuestra dehesa está preciosa, desborda naturaleza y plenitud, invita a la paz, a la conciliación con la vida.

La tierra tiene tempero, está ya preparada, es tiempo de sementera.